Relatos breves, poemas y paridas varias

Friday, August 04, 2006

Momento calle Monichi

María es la vecina de enfrente. Ha decidido coger a una mujer, también mayor, para que le ayude, pues ella tiene varias dolencias pequeñas, pero molestas. Sin embargo, la mujer que metió en su casa era una especie de liliputiense, que se parece más a Bilbo Bolsóm, el tio viajero de Frodo, en las escenas finales de el señor de los anillos, que a una mujer mayor. Y resultó que Bilbo Bolsón un dia se quedó sola en casa y comezó a preocuparse, y ya se acabó de alarmar cuando llegó al váter y vió el agua azul, producto de unas pastillas colorantes para el agua del wc, circunstancia a la cual Bilbo vivía ajena, es más debido a su edad no sabía ni que existían. Lo primero que pensó fue: Dios mío a esta mujer le ha pasado algo muy grave para que tenga que mear azul. Total, que Bilbo se fué al centro de salud toda preocupada y cuando llegó a la puerta preguntó ¿ha estado por aquí María?, qué Maria, preguntó el médico, y Bilbo afirmó: Maria, la mujer que mea azul.
La casa de María es lugar de sabiduría y conocimiento. Léase, centro de cotilleos del barrio. Y el cotilleo es cosa que te obliga al menos a escuchar, claro, tu dices, al menos voy a ser educado, es una mujer mayor, en fin que trabajo te cuesta. Y entonces se produce lo que llaman el momento calle Monichi. La calle Monichi no es solo y únicamente una calle, sino un concepto en sí mismo.
"Si hombre, no te acuerdas de fulanito" y claro, tu no te acuerdas de fulanito ni sabes de qué te están hablando, es más ni te interesa lo más mínimo, pero eso da iugal porque ellas, de todas formas te vana explicar quien es fulanito y toda su parentela con pelos y señales y mientras menos interés tienes tu en saber quién es fulanito, más interés ponen ellas en explicartelo. Por ejemplo: que si que fulanito está casado con la prima de la tia de la que se casó de penalti en la calle menganita, que es primo de la madre de la cuñada...etc, etc. Y yo siempre que me pasa eso siempre digo lo mismo, digo: "ah si, que la madre vendía cupones en la esquina de la calle Monichi", y ya quedas bien, porque parece que estabas escuchando y claro, eso no tiene nada que ver con lo que las demás hablan, pero total, queda gracioso. Y de ahi nace la expresion momento calle Monichi.
Momento calle Monichi es la expresión más adecuada para romper una dinámica absurda en la que ustedes involuntariamente se vean involucrados. Por ejemplo, después de batallar toda la mañana en el trabajo aguantando al jefe, vas al supermercado a hacer la compra, aguantas la cola, encuentras aparcamiento cerca de casa, subes las bolsas de plástico, esas que por culpa del peso te dejan todos los dedos enrojecidos y cortados. Cuando estás subiendo los ultimos escalones para entrar en el tan anhelado lugar de descanso y asueto, es decir el hogar, de repente te llega una vecina con bata de guata y rulos, que te dice uy niño que mala cara tienes, a ti te pasa algo, cuentame tus penas y comienza a darte la tabarra. Abres la puerta con la llave y empiezas a meter en el frigorífico las cosas del supermercado, mientras la vecina se queda en la puerta cotorreando, y ni entra ni sale, con lo cual tienes que estar pendiente de la puerta, de la vecina y de meter tus chismes en el frigo.
De repente acierta a pasar por allí otra vecina que cuando ve el cotorreo se apunta a la fiesta y hala dos cotorras en vez de una. Y como resulta que el piso está en lugar de paso, toda la que pasa por allí se va apuntando. Y una dice: yo vengo también del super y he comprao un vino blanco baratisimo y riquísimo. Abren el vino y luego otra botella y otra, con lo cual que se montan allí un fiestorro por el cual Pedro Almodóvar pagaría, tan escaso como está últimamente en sus películas de ideas, y los guionistas de "Aqui no hay quien viva" lo adaptarian. Hasta que llega alguien de tu generación, de tu mundo y te dice: momento calle Monichi, y entonces plaf, no cambia absolutamente nada, pero al menos compartes con alguien la sensación de que aquella situación es absurda, y de repente te relajas y dices, bueno ya que no las puedo echar al menos voy a pasarlo bien.

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